Escucha:
“Desde la angustia invoqué a JAH, Y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso. Jehová está conmigo; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre” (Salmos 118:5-6)
Piensa:
¿A qué lugar espacioso se referirá el salmista en las escrituras de hoy? ¿A un gran campo en el corazón de una sabana? ¿A una amplia habitación de una edificación? Sin importar a qué tipo de lugar se esté refiriendo la escritura, el salmista se sintió escuchado por el Señor en tiempos de angustia y desesperación. ¿Recuerdas la última vez que pediste ayuda a Dios, para que te guiara en el camino del bien?
Cada uno de nosotros supera los momentos difíciles de la vida de diferentes maneras. Una angustia para unos puede no serlo para otros y viceversa, pero el paso más importante en todo el proceso de superación en Cristo, es reconocer la respuesta que nos da el Señor.
Diría que muchas veces nos encontramos tan ocupados escuchando las opiniones y puntos de vista de otros, que pasamos por alto la intervención del Señor y su dirección para nosotros. En cambio a la luz de las escrituras, vemos la sabiduría del reconocimiento de Dios como la guía precisa que el creyente requiere. El salmista no temía a nada con el Señor a su lado; así el hecho de ser puesto “en un lugar espacioso” era saberse por fe junto a Dios, en cualquier momento y lugar.
Debemos aprender a escuchar al Señor teniendo afinados cada sentido, para reconocer su voz a través de nuestro corazón, espíritu, mente e incluso nuestro cuerpo.
Recuerda, escuchar a Dios, es escucharlo en sus términos y no en los nuestros. Aguarda su voz en el silencio, encuéntralo en la calma, en la oración, en la reflexión profunda.
Detente un momento el día de hoy y prepárate para escuchar al Señor.
Ora:
Señor, ponme en un lugar espacioso, en el que me encuentre día a día junto a ti para aprender a escucharte. Un lugar maravilloso donde habitar y en el que todos como hermanos, estemos invitados a vivir en Ti. Amén