Versículo:
“Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron, para quienes el oprobio de ella era una carga. He aquí, en aquel tiempo yo apremiaré a todos tus opresores; y salvaré a la que cojea, y recogeré la descarriada; y os pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra. En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová” (Sofonías 3:17-20)
Comentario:
La vida me ha enseñado, que la alegría muchas veces es elusiva. Justo cuando pensamos que ha llegado para quedarse, puede desaparecer en un instante y producir en nosotros angustia y desespero. En ese momento todo se reinicia y nos encontramos nuevamente buscando, reflexionando, tratando de hallar, en ese caso, algún significado.
Cuando todo esto ocurre, es más importante que nunca, detenerse por un momento y buscar en el silencio, la tranquilidad y la paz que haga renacer en nosotros la esperanza de que la alegría volverá, tomando en cuenta que en Cristo tenemos la promesa de que siempre habrá una segunda oportunidad.
En las escrituras de hoy vemos aún más viva esa afirmación. El profeta Sofonías nos muestra como se le otorgó al pueblo Hebreo una segunda oportunidad a través del mensaje de que todas las calamidades que estaban viviendo iban a desaparecer ante la llegada del Señor. Él viviría entre ellos y los renovaría con su amor y misericordia.
La palabra nos ofrece testimonio vivo de que en la esperanza y la fe, podemos esperar lo mismo de Dios: la calma y sosiego ante cualquier tormenta que se desate en nuestras vidas, porque en Él sólo hay espacio para la paz y el regocijo de nuestro espíritu.
Dios vivirá siempre acompañándonos en cada paso; no importa cuál sea tu situación o en qué posición te encuentres, la compasión del Señor perdonará tus pecados y te dará esa segunda oportunidad.
Gracias Señor, por cada nueva oportunidad.
Oración:
Señor, gracias por tu compasión que acepta mi arrepentimiento si he pecado. Soy privilegiado de gozar de tu misericordia infinita que renueva en mí la esperanza de que ante cualquier caída tu mano me dará una segunda oportunidad. Amén