Escucha:
“Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas” (Isaías 40:31).
Piensa:
¿Quiere usted lo mejor de Dios para su vida? Por desgracia, muchas personas pierden sus bendiciones porque no están dispuestas a esperar el tiempo perfecto de Él. La Biblia anima a los cristianos a ser pacientes.
David fue un buen ejemplo de esta virtud cuando eligió no usar la violencia para tomar el trono que sabía que sería suyo. El rey Saúl se había vuelto envidioso de las habilidades de David, de su ungimiento, y de que probablemente se convertiría en rey, por lo que planeó asesinar al joven. Dos veces, durante el tiempo en que estuvo persiguiéndolo, Saúl estuvo al alcance de la mano de David, quien pudo fácilmente haber matado a su perseguidor. Pero en ambos casos, escogió esperar el tiempo de Dios. No estuvo dispuesto a tomar el asunto en sus manos, a pesar de que ello le habría dado un gran alivio.
Afortunadamente, David fue paciente. Notemos los atributos que le permitieron esperar el tiempo del Señor. Primero, tenía una fe fuerte, y confiaba en que Dios le daría la victoria en el momento adecuado y por el método correcto. Segundo, tenía los valores correctos; matar a un rey habría vulnerado su conciencia. Tercero, el discernimiento lo ayudó a comprender que el asesinato habría significado salirse de la voluntad de Dios. Cuarto, la fortaleza jugó un papel en esta decisión.
La paciencia se refina en los tiempos difíciles, cuando uno se siente frustrado por la espera, y tentado a actuar al margen de la voluntad de Dios. Busque usted siempre la dirección de Dios, y obedezca lo que Él le diga. Recuerde que “los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas” (Is 40.31).
Ora:
Señor, fortalece en mi el don de la paciencia para esperar los buenos tiempos que tienes para mi vida. Si la angustia invade mi corazón, sustitúyelos por la paz sanadora que solo Tu nos brindas.