Escucha:
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. (Santiago 1:2-3)
Piensa:
“Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas” (Stg 1.2) –¡qué declaración tan extraña! ¿Cómo puede eso tener sentido, si las pruebas y el gozo no encajan entre sí? Pero Santiago está presentando la perspectiva divina, no la humana. Hay ciertos beneficios sorprendentes en el sufrimiento que no son fáciles de distinguir por la mayoría de las personas.
Ante todo, necesitamos entender que este pasaje no dice que debemos estar felices por el dolor, sino que nos regocijemos por las bendiciones que acompañan al sufrimiento. La frase “tened por” significa “evaluar”. Cuando evaluamos las adversidades desde la perspectiva de Dios, podemos regocijarnos por su resultado provechoso, aun cuando nos produzcan dolor. Humanamente hablando, las pruebas duelen; pero desde el punto de vista del Señor, ayudan.
Para gozarse en las pruebas, es necesario entender el propósito para el cual Dios las creó. No importa cuál sea el origen de ellas, podemos saber que el Señor quiere usarlas para poner a prueba nuestra fe y producir así paciencia y madurez espiritual. Dios ha ocultado en cada prueba una gema preciosa para mejorar nuestro carácter, pero dependerá de nuestra respuesta el recibirla o no. Quienes desean realmente ser transformados a la imagen de Cristo, pueden regocijarse por los muchos beneficios que acompañan al sufrimiento.
¿Qué me dice de usted? ¿Su hambre de conocer al Señor y de ser transformado por Él supera su temor al sufrimiento? Ninguno de nosotros quiere experimentar dolor, pero ya que es una realidad inevitable, ¿por qué no responder de una manera que produzca beneficios eternos?
Ora:
Senor ensename a ser fuerte y paciente en la prueba, a no decaer y a continuar perseverando en Tu voluntad aún cuando me sienta sin ganas de continuar. Ayúdame a recordar que siempre puedes más y que Tu poder es mayor, que cualquier circunstancia.