Escucha:
“Alabaré a Jehová con todo el corazón. En la compañía y congregación de los rectos. Grandes son las obras de Jehová, Buscadas de todos los que las quieren. Gloria y hermosura es su obra, Y su justicia permanece para siempre. Ha hecho memorables sus maravillas Clemente y misericordioso es Jehová. Ha dado alimento a los que le temen; Para siempre se acordará de su pacto. El poder de sus obras manifestó a su pueblo, Dándole la heredad de las naciones. Las obras de sus manos son verdad y juicio; Fieles son todos sus mandamientos, Afirmados eternamente y para siempre, Hechos en verdad y en rectitud. Redención ha enviado a su pueblo; Para siempre ha ordenado su pacto; Santo y temible es su nombre” (Salmos 111:1-9)
Piensa:
Cuando éramos pequeños, acostumbrábamos jugar “dos verdades, una mentira”. El juego consistía en comentar a todo el grupo dos cosas de nosotros verdaderas y una que fuera mentira. Era el trabajo de los demás jugadores identificar cuál de las afirmaciones era la falsa. Era un juego difícil, si no tenías algún conocimiento de las personas involucradas, pero en general es algo también, muy difícil de realizar en nuestra vida diaria. No siempre se puede confiar en todo aquello que las personas puedan afirmar.
La escritura de hoy, habla que en este sentido, sucede lo contrario cuando Dios está involucrado. El salmista nos recuerda que la naturaleza del Señor se basa en el bien y tiene su base en la misericordia, compasión y honestidad porque “Grandes son sus obras y su justicia permanece para siempre”. Podemos tener seguridad de que lo que El Señor establece, eso perdurará como verdad hasta la eternidad.
Muchas veces en la vida, podremos ser defraudados, incluso por aquellos más cercanos a nuestro alrededor. Por el contrario, en El Señor, encontraremos siempre una relación que cultivada a través de nuestra obediencia y servicio bajo su palabra será de confianza, cuidado y sentido de proveernos todo aquello que en algún momento necesitemos.
Recuerda, la verdad reside en Dios y son herederos de ella, todos lo que con fe, de manera incansable y fiel lo buscan.
Ora:
Señor, La verdad fruto de Ti es eterna. Gracias por derramar Tu gracia en mi vida y recordarme que Tu naturaleza es de bien, que toda promesa que estableces será cumplida y que seremos herederos de cada una de ellas, mediante el servicio fiel y grato a Tu palabra. Amén