Escucha:
Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer. (Deuteronomio 5:23)
Piensa:
Las sencillas peticiones de Dios son a menudo trampolines para recibir sus bendiciones. Aunque podemos verlas como triviales, el Señor las ve como algo muy importante. El apóstol Pedro es un maravilloso ejemplo de un hombre que dio pasos pequeños hacia un gran destino.
Cuando Jesús le pidió a Pedro que lo llevara mar adentro en su barca, el pescador podría haber dicho que no. Después de todo, había trabajado toda la noche y probablemente estaba agotado (Lucas 5). Pero al dar este pequeño paso, Pedro recibió un asiento de primera fila para escuchar al maestro más grande del mundo y comenzar una aventura que transformó su vida.
Aunque la primera petición de Jesús fue de lo más común, la siguiente sería todo un reto para lo que Pedro consideraba lógico. Dirigirse a aguas profundas al mediodía para atrapar peces era absurdo para este avezado pescador. A veces, Dios nos pide que hagamos lo que parece poco razonable. Pero recuerde que el Señor no está obligado a actuar dentro del ámbito de lo normal o lo lógico. Si Pedro se hubiera negado a acceder a esta insólita petición, no habría visto algo tan grande en su vida —y no me refiero a los peces. Este milagro abrió los ojos de Pedro para que viera a su Mesías. Cuando salió de esa barca, los peces no significaban nada para Pedro, porque Jesús se había convertido en su todo.
El Señor no está esperando que hagamos algo grande e impresionante para Él; simplemente nos llama a obedecerle dando un paso a la vez. No pierda la gran aventura que Dios tiene para usted. Aun cuando sus caminos parecen poco razonables, obedézcale, y verá claramente su destino.
Ora:
Señor, ayúdame a caminar un paso a la vez, sirviéndote, obedeciéndote y creyendo siempre en Tu maravillosa voluntad para mi vida.