Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. (Romanos 8:1)
Señor, líbrame cada día, no de las derrotas, sino de la desesperanza que ellas puedan traerme. Que pueda pensar a largo plazo sabiendo que una batalla no es toda la guerra y que de los errores puedo aprender y crecer. Mantenme siempre Padre en tus caminos de bien y dame la perseverancia para seguir adelante conforme a Tu propósito de bien para mi vida. Amén.