Como cristianos debemos aprender a relacionarnos de buena manera con las personas que nos rodean. Eso no significa que siempre tengamos que estar de acuerdo con los puntos de vista de otros, sino que tengamos la capacidad de manejar de la forma más adecuada posible los encuentros con personas problemáticas, que acostumbran juzgar a otros, buscar razones para discutir o pensar que siempre son ellos los dueños de la razón.
Romanos 12:18 nos enseña: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.”
Tratemos de realizarlo, aplicando, si está dentro de nuestras posibilidades los siguientes 5 consejos para lidiar con personas problemáticas.
Habla con respeto:
Los malentendidos y desacuerdos, son cosas normales que ocurren en la vida. Sin embargo no deben ser excusa, para ante una discusión, ofender o faltar el respeto a otros. La Biblia nos enseña que la buena comunicación es aquella que transmite ideas con amor y paciencia, incluso si estamos tratando de llegar a un acuerdo con una persona cerrada en su punto de vista. El amor y el respeto deben ser guías de nuestra palabra, que su vez debe ser acompañada con la firmeza justa en el momento en que sea necesario.
De esa manera lo mencionan las escrituras cuando nos dicen:
(Efesios 4:15): “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.”
(Proverbios 15:1): “La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.”
(Colosenses 4:6 ): “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”
Examínate
Antes de que podamos lidiar con los problemas de otros de una manera adecuada, debemos primero evaluar cómo nos encontramos nosotros. Mateo 7 nos da una pequeña ilustración sobre esto, que a pesar de parecer sencilla, habla sobre como la naturaleza humana tiende a juzgar primero a otros que a sí mismos.
(Mateo 7:3-5): “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
No seas esa persona que ve la paja en el ojo ajeno antes que ver la paja en el propio. Acércate al Señor y corrige primero tus fallas, antes de intentar lidiar con las fallas de otros. Cuando te humillas ante Dios por medio de la confesión, podrás ganar en humildad, conocimiento de ti mismo y paciencia para resolver las discusiones que puedan surgir con otros.
Recuerda que rindes cuentas es a Dios.
Ante tus propias acciones deberás rendir cuentas solo a Dios. No podemos controlar lo que otros hacen, pero si podemos controlar nuestras respuestas. Incluso, los otros a nuestro alrededor también deberán rendir cuentas al Señor.
Dios te hará responsable por la manera como actúas con tus hermanos. Pablo nos invita a darnos cuenta en Romanos que somos individualmente responsables por nuestras acciones y además somos responsables de no causar intencionalmente situaciones que puedan llevar al fracaso de otros ante el Señor.
(Proverbios 28:13): “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”
Romanos (14:10-13): “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.”
Ora por ellos:
El primer libro de Corintios es un libro de conflictos. Pablo está lidiando con problemas en su iglesia. Pero comienza el libro diciendo que está orando por los que le acompañan. Ciertamente el corrigió los caminos de aquellos, pero el inicio de ese cambio fue la oración. Luego termina el libro pidiendo la gracias de Dios para los creyentes corintios.
De esa misma manera debemos hacer nosotros, orar por aquellas personas que no dan su brazo a torcer aún a sabiendas de estar equivocados. Los Encomendamos, basados en nuestra fe, a la guía en Cristo, confiando en que Él corregirá sus caminos y los hará reflexionar.
(1 Corintios 1:3-4): “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús.”
(1 Corintios 16:23-24): “La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros. Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén.”
(Mateo 5:44-45): “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.”
Aceptar el desacuerdo y Retroceder.
Ignorar los problemas no hará que estos desaparezcan. Lo mismo aplica para una relación con una persona problemática y cerrada. En este caso debemos aprender que reconocer el desacuerdo es un paso importante para solucionarlo o llevarlo de la mejor manera posible.
Aceptar que los puntos de vista son distintos y hacerle notar a la otra persona que esa es la realidad, hará que esa persona se coloque en una posición más abierta en relación a que estamos aceptando que existe una mala relación y que nuestra actitud es más bien de buscar solucionarla.
En este paso pudieran ocurrir dos cosas, que la persona acepte nuestra actitud y colabore con la solución, o que simplemente se niegue a esta posibilidad. Ante este último caso la mejor actitud es retroceder en nuestro intento de solucionar el problema y llevar la menor relación posible con esta persona, si por deber o por responsabilidad de algún cargo, debemos estar con ella. De otra manera, será mejor aceptar que no fue posible la reconciliación y alejarse para seguir adelante.
Uno de los más grandes misionarios de todos los tiempos, el apóstol Pablo, tenía un gran desacuerdo con su mentor Bernabé . Ambos no podían evitar el conflicto. Sin embargo pudieron lidiar con el asunto aceptando primero que había un desacuerdo entre ambos. No pudieron llegar a un punto de encuentro en el problema y decidieron cada uno tomar su camino; en cualquier caso pudieron dar al problema una solución final.
(Hechos 15:39-40): “Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor”
Dios a través de su palabra nos invita a vivir en comunión fraternal con todos nuestros hermanos y a limar las asperezas naturales de la convivencia, a través de la comunicación sincera y la buena fe. No siempre será posible, pero debemos hacer nuestro mejor intento de reconciliación, que es lo que nos corresponde; el resto será disposición del Señor.