Construir una familia que realmente se acerque y busque de Cristo, es una tarea compleja que requiere de dedicación, esfuerzo, paciencia y apoyo mutuo entre los líderes de la misma. Presentamos 4 consejos que esperamos sean de bendición para los esposos que desean que su familia se entregue completamente al Señor.
Amor verdadero de esposos:
El primer paso para ser buenos padres es pregonar el amor en el seno de la familia. Comenzando con el ejemplo, madre y padre deben amarse incondicionalmente el uno al otro y demostrar ese amor delante de sus hijos. Así ellos tendrá muestra fiel de como deberán en un futuro tratar a su compañera/o de vida y les dará la referencia que necesitan, para ser ellos líderes de su familia. Este paso tiene especial importancia, cuando vemos que actualmente se promueven en los medios de comunicación, las relaciones indebidas, maltratos y agresiones, como ejemplos que lógicamente no queremos para nuestros hijos.
Respeto a los hijos:
Efesios 6:1 es uno de los versículos favoritos de los padres cristianos. En él se menciona que los padres deben ser obedecidos por sus hijos. El versículo siguiente dice que también sus hijos deben honrarlos y respetarlos. En el cuarto versículo, los papeles se intercambian y la palabra nos habla que los padres no deben provocar a sus hijos por desespero o por ira. En otras palabras deben respetarlos tanto como estos los respetan a ellos.
No hace falta gritar o hacer escándalos para transmitir una lección. Démosle a nuestros hijos ciertas reglas que obedecer y hagámosle saber que nuestra confianza está en ellos para que puedan cumplirlas. Así ellos conocerán sus límites y tendrán normas que seguir para regirse en sus vidas.
De esta forma armamos una estructura en términos de que ellos puedan respetarnos como padres y nosotros a ellos como hijos. Recuerda siempre ser consistente con las reglas que has acordado, de lo contrario podrías destruir poco a poco el respeto que has forjado en tu familia.
Mantener la Comunicación:
Como personas adultas, los esposos deben aprende a resolver diferencias mediante la comunicación permanente, sabiendo para ello los momentos apropiados y conociendo bien los sentimientos del otro. Si nuestro esposo/a se encuentra de mal humor o si tenemos pistas de que nosotros causamos en algún momento el disgusto, podemos abordarlo y reconocer ante ellos el error que cometimos. Ambos deben dejar espacio en su corazón para la reconciliación y el perdón, ya que ambos valores son los que permitirán que no exista el orgullo y se puedan sanar las heridas.
En cuanto a los hijos, como padres debemos aprender a reconocer como nos comunicaremos con ellos en los diferentes periodos de sus vidas. En las etapas de desarrollo nuestros hijos pasarán mucho tiempo con nosotros y buscarán contarnos sus experiencias e inquietudes. Allí procura ser un buen oyente, porque de esa manera ellos reconocerán cuanto los aprecias y te preocupas por ellos. Así, cuando crezcan y por naturaleza las conversaciones ya no sean tan constantes (están creciendo y su interés se centrará en otras cosas) recordarán que un día sus padres fueron atentos y tendrán la confianza para regresar y hablar ante cualquier problema que enfrenten.
Transmitir nuestra Fe:
Parte vital de la comunión familiar bajo la guía del Señor es la demostración y conocimiento de nuestra fe. La familia Cristiana debe germinar en la semilla que proporciona el Amor a Jesucristo mediante el estudio de su palabra y la enseñanza de su valor a cada miembro de la familia.
Procura el tiempo para leer en familia las escrituras, para enseñar a tus hijos a orar y para que construyan y edifiquen desde edades tempranas su propia fe en Dios. Enséñales a servir a Cristo mediante la ayuda a otros, sirve de manera abundante y sirve junto con ellos, para que por el ejemplo, aprendan a cultivar los buenos sentimientos. Planta esa semilla de la Fe y verás cómo germinará en sentimientos de gratitud, fidelidad y servicio obediente al Señor.
De acuerdo a tu experiencia agrega a esta lista nuevos consejos, estos son algunos de los muchos que las familias Cristianas (y cualquier otra familia que quiera buscar a Dios) pueden empezar a practicar para construir un hogar sólido y fuerte en el Señor.