Escucha:
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:10)
Piensa:
Cuando se trata de fortaleza física, sabemos que no podemos vivir toda la semana como adictos a la TV y luego ser los mejores atletas en el campo durante el fin de semana. Pero queremos creer que a la fortaleza espiritual se aplican diferentes reglas. Preferimos pensar que el plan maravilloso de Dios para nuestra vida incluye una comodidad y una prosperidad cada vez mayores hasta el en que seamos llevados a nuestra recompensa final.
Sin embargo, la fortaleza espiritual no viene de deleitarnos en la bendición de Dios, de adquirir conocimientos de la Biblia, ni de memorizar argumentos para defender a Dios. La fortaleza espiritual viene de permanecer firmes en el poder de Dios.
Eso fue a lo que el apóstol Pablo se refirió cuando escribió: “Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:10).
¿Complacernos en los insultos, en las privaciones, en persecuciones y en angustias? Son las cosas que trato de evitar porque me hacen sentir débil e ineficaz. Pero la Biblia dice que las mismas cosas que me hacen sentir débil me harán fuerte si confío en el poder de la verdad, la justicia y la paz de Dios.
Ora:
Señor permíteme ver la suficiencia de Tú gracias cuando el dolor y el sufrimiento invaden mi corazón. Aparta de mí, las dudas, para confiar plenamente en que Tú poder se encuentra obrando continuamente para mi bien y cuidado. Amén.