Muchas veces cometemos el error de pensar que la oración es el último recurso ante un problema, cuando en realidad como cristianos debe ser nuestra primera prioridad. La oración nos brinda tres poderosos medios para triunfar cuando todo lo demás falla.
Es la expresión más grande de Fe
Cuando sentimos que hemos fallado, necesitamos la ayuda para sobreponernos y continuar. La palabra nos exhorta a confiar en el Señor como nuestro refugio: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos 46:1) Sin embargo para que la mano del Señor pueda obrar, debemos con fe hacerle saber a través de la oración sincera que dependemos de Él. La oración hace que nuestra relación con Dios sea como la de un Padre que es el guardián y protector de su hijo; porque somos nosotros hijos del Señor.
La oración como expresión de fe no es informar a Dios de nuestras necesidades, es hacerle saber que confiamos en su poder y gloria para que se haga su voluntad y en ello que todas nuestras necesidades sean satisfechas. Es más Dios ya tiene toda la información, sólo requiere de tu confianza y fe. Como dijo Jesús en Mateo 6:8: “No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”
Abre los caminos a Dios
La oración es el medio por el cual el Señor penetra en nuestros corazones y nos fortalece para portar cualquier carga. Siempre que se haga con fe, la oración permitirá al Señor obrar para suplir nuestras necesidades específicas, porque Él ya las conoce. En Mateo 7:9-11: “¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
Sin embargo para abrir los caminos de Dios mediante la oración, debemos estar atentos de mantenernos activos y no pasivos, ya que el Señor para dar respuesta a nuestras oraciones quiere que nos involucremos, empezando nosotros cualquier cambio. Recuerda que la acción y la oración son un complemento, ambas se necesitan como lo dicta la palabra en Santiago 2:17: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”
Nos mantiene junto a Cristo
Cuando por alguna razón tenemos la sensación de habernos alejado de Dios, de encontrarnos distantes, la palabra nos recuerda que “Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras”(Salmos 145:18). Si clamas con fe serás escuchado, porque siempre estarás a una oración de distancia de Dios y allí la grandeza de Él. ¿Quién como el Señor, que esta para ti cuando incluso en muchas ocasiones no habrás estado para Él?
Conclusión
Cuando falles, no olvides que el Señor es tu refugio. Haz un lugar para Él que de seguro abrirá las puertas que debas transitar y cerrará aquellas que no te llevarán a ningún destino. Recuerda que todo lo demás puede fallar, pero la oración en Cristo, nunca lo hará.