Escucha:
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:10)
Piensa:
Todos hemos experimentado penurias en algún momento de nuestra vida. Problemas con amistades, alguna muerte en la familia, mala salud o dificultades económicas son algunas de las mayores. Algunas personas han pasado por todas estas dificultades y muchas más. Nuestros esfuerzos por controlar nuestra propia vida —eliminar los desafíos— a menudo terminan en un fracaso total. Necesitamos una solución divina.
Las Escrituras nos dicen que Dios se convierte en todo lo que necesitamos cuando nos sometemos a Él. Pero nunca podremos entender la sumisión total hasta que experimentemos las penurias. Dios no está interesado en las soluciones humanas, Él quiere que experimentemos una solución divina. Cuando leemos 2 Corintios 12 vemos que Pablo comprendió su necesidad de confiar totalmente en el generoso favor de Dios.
Al considerar la situación en que te encuentras, ¿acaso ves sólo una solución? ¿Acaso sólo quieres que te quiten el aguijón? Puede que Dios tenga otros planes. Deja de aferrarte a tus propias soluciones, busca entender lo que no puedes cambiar, y ora por la solución divina de Dios.
Ora:
Señor, Ayudame a confiar plenamente en Ti, porque se que junto a Ti, no hay fuerza que pueda derrumbarme. te doy gracias por todo lo que hoy pones en mi camino. En Ti confío mi manana, porque se que tus ojos nunca dejan de mirarme. Amén