Escucha:
“Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.” (Salmos 37:3-5)
Piensa:
Cuando decidimos caminar junto al Señor, asumimos el compromiso que significa dirigirnos hacia Él. Ese transitar, es en muchos aspectos similar al de aquellas personas que hayan decido seguir sus sendas apartados de Dios: caminamos sobre el mismo suelo, respiramos el mismo aire, sentimos las mismas angustias y estamos sometidos a las mismas presiones. La diferencia es que al creer en El Señor en cada paso que damos, en cada respiro que inhalamos, sabemos que somos resguardados por Él, que nos acompaña, que nos gobierna; y por lo tanto, no importa qué dudas soportemos o qué accidentes experimentemos, su mano nos guarda de todo mal.
Todo ese sentimiento de paz sobre lo que pueda ocurrir, se resume en la confianza plena y en la maduración de carácter que nos permitirá entender el verdadero concepto de la fe: No creer que el Señor puede sino estar seguros de que lo hará, encomendando a el nuestro camino, para obtener en su propósito para nosotros, las peticiones de nuestro corazón.
Recuerda, es posible que nos invada el miedo ante una situación apremiante y esto nos invite a preguntarnos por qué Dios permitió que algo así sucediera, no obstante podemos también ese momento elegir creer en su voluntad y confiar que aunque duela, la forma en que el Señor está obrando será para nuestro beneficio.
Cuanto más dura sea la realidad, aferrémonos más a Dios, no olvidemos que su amor nunca falla.
Ora:
Señor, Inflige en mí el valor para no temer cuando me apremie una aflicción, sabiendo que has dispuesto en mí que triunfe Tu verdad. Madura mi fe para entender el verdadero significado de la fe, creer en que se hará Tu maravillosa voluntad. Amén.