Escucha:
No os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza. (Nehemías 8:10)
Piensa:
¿Cómo es que dos personas pueden sentarse en el mismo banco de la iglesia, escuchar el mismo sermón sobre la misma porción de las Sagradas Escrituras, y marcharse teniendo dos respuestas diferentes? Una está gozosa, y la otra no es tocada. Creo que la razón es que algunas personas no saben cómo escuchar la Palabra de Dios.
Nehemías 8 es una escena estupenda del pueblo de Dios reuniéndose para escuchar su Palabra. Recuerde que no tenían ejemplares personales de las Sagradas Escrituras para leerlas. Durante generaciones, los hechos del Génesis hasta Deuteronomio eran transmitidos oralmente de padres a hijos. Además, el pueblo había estado en cautiverio durante muchos años. Esta era la primera vez que la mayoría de ellos escuchaban la Palabra leída. Imaginen su emoción al escuchar con atención lo que el Señor les decía.
Los israelitas tenían hambre de la Palabra de Dios. ¿Y usted? ¿Escucha con interés, y con mente y corazón expectantes? La duración del período de atención de una persona está directamente relacionada con la intensidad de su hambre de algo. Si usted tiene ansias de saber más de Dios, entonces su mente se fijará en lo que Él le está diciendo por medio de su pastor o de su lectura personal. La verdad es que nada en el mundo es tan importante como lo que el Señor dice.
Son muchas las cosas que claman pidiendo nuestra atención, pero pocas la merecen, en realidad. El Señor es digno de nada menos que toda nuestra atención. Él quiere decir algo a cada persona. Por eso, cualquiera que escuche la Palabra de Dios con un corazón y una mente abiertos, recibirá de Él.
Ora:
Señor, danos un corazón abierto para escuchar tu Palabra y concédenos un corazón generoso para Vivirla y compartirla con aquellos a mi alrededor.