Escucha:
“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios” (1 Corintios 3:9)
Piensa:
Cuando decidimos caminar junto a Dios, nos convertimos en instrumentos de su voz, en sus colaboradores y podemos ser testimonio de esa maravillosa transformación que es capaz de llegar a cabo en aquellos que lo han buscado y seguido.
Somos por fe, la estructura de su edificio, de su cuerpo y a su vez el campo en el que El Señor cultiva los frutos que le rendirán gloria.
Vayamos conscientes de la responsabilidad ganada ante Dios, sabiendo que somos su labranza y que por ende, su presencia será constante en nuestros corazones.
Oración:
Señor, permíteme colaborarte, ser obra de tus manos y testimonio fiel de la transformación de bien que puedes llevar a cabo, en todo aquel que sigue Tú camino. Amén