Escucha:
“Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Colosenses 1:3)
Piensa:
Hoy no quiero perder el agradecimiento, porque si lo pierdo, mi corazón se llenará de queja, quebranto, protesta. Quiero levantar mi frente y observar todas las pequeñas cosas que Dios me muestra y me regala. Si, hoy encontraré, sin duda, muchas angustias y problemas, pero antes de poner mis ojos en ellos, quiero poner mis ojos en los regalos que Dios me ha dado y poder decir, Gracias Señor.
Ora:
Señor, recibo con gozo todas las muestras de bondad, y no solo quiero disfrutarlas sino compartirlas con otros. No quiero contaminar hoy las vidas de aquellos que me rodean, con lamentos y quejas, quiero más bien llevarles la nota de agradecimiento que anhelan escuchar y el testimonio de vida, que cada día encuentro a tu lado. Gracias Señor, por acompanarmte, por guiarme, por estar siempre presente, cuidando de mí. Amén.