Escucha:
Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos. (Nehemías 6:9)
Piensa:
A Lee Kuan Yew, el primer Primer Ministro de Singapur, se le atribuye la situación actual de ese país. Durante su liderazgo, la nación se enriqueció y prosperó, y se convirtió en una de las más desarrolladas de Asia. Cuando le preguntaron si alguna vez había pensado en retirarse al enfrentar críticas y desafíos durante los numerosos años que había servido en el gobierno, respondió: «Es un compromiso de por vida».
Nehemías, quien encabezó la reconstrucción de los muros de Jerusalén, se negó a abandonar la tarea. Enfrentó insultos e intimidación de parte de diversos enemigos, e injusticias de su propio pueblo (Nehemías 4–5). Los enemigos incluso insinuaron que tenía intereses personales (6:6-7). Pero él buscaba la ayuda de Dios mientras hacía todo lo posible para defenderse.
A pesar de los desafíos, el muro se terminó en 52 días (6:15), pero la labor de Nehemías no había terminado. Instó a los israelitas a estudiar las Escrituras, a adorar y a cumplir la ley de Dios. Después de gobernar doce años (5:14), volvió para asegurarse de que sus reformas continuaran en vigencia (13:6). Comprometió toda su vida a liderar a su pueblo.
Todos enfrentamos desafíos y dificultades en la vida. Pero, así como Dios ayudó a Nehemías, también nos fortalecerá las manos (6:9) por el resto de nuestra vida en todo lo que nos dé para hacer.
Ora:
Señor, fortalece mis manos para, en los momentos de dificultad y de duda, seguir trabajando en ese propósito que me has designado. Ayúdame a enteder y a recordar, que tus fuerzas son las mías y que nunca me darás una carga que no pueda soportar, sin prepararme antes para atraversar el camino. Amén.