Escucha:
“No se hagan perezosos… sigan el ejemplo de quienes por medio de la fe y la paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6:12)
Piensa:
Has estado viviendo por fe y confiando en que Dios suplirá lo que necesitas. Pero ¿qué haces cuando las respuestas se demoran y sientes el deseo de darte por vencido?
¡Se paciente!
En estos días no se habla mucho acerca de la paciencia. Pero, cuando se trata de recibir de Dios, es tan importante como la fe. La paciencia marcará la diferencia entre el éxito y el fracaso.
La paciencia ciñe y sostiene la fe hasta que el resultado se manifiesta. Después de que hayas meditado en las promesas de Dios y las tengas en tu espíritu, la paciencia te animará a permanecer firme. La paciencia es poder. Ésta tiene la valentía de rechazar la mentira de Satanás, la cual te dice que la Palabra de nada te servirá. La paciencia sabe que la Palabra de Dios nunca ha fallado. La paciencia no se retirará atemorizada, sino que permanecerá firme en fe hasta que reciba la respuesta.
Cuando los resultados de tu fe parezcan demorarse, ¡no te des por vencido! Continúa pacientemente dándole prioridad a la Palabra de Dios en tu vida, y puedes estar seguro de que recibirás la promesa de Dios.
Ora:
Señor, te pido serenidad para dejar mis oraciones a la voluntad de tus tiempos y propósitos. Cultiva en mi el don de la paciencia para esperar por Tí, sabiendo que sólo tu mano restauradora traerá paz a mi alma y engrandecerá cada día la perseverancia de mi fe. Amén.