(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)
Escucha:
“Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote” (Marcos 5:24-29)
Piensa:
La principal arma con la que contamos, para crecer en El Señor, es la fe. Porque la fe es el camino por el que la misericordia y cuidado de Dios, llegan a nosotros.
Las escrituras de hoy, ilustran perfectamente esa verdad. En medio de la gran multitud, una mujer intentó acercarse a Jesús para obtener la sanación de una enfermedad que la había aquejado por más de 12 años y que causaba en ella un flujo intenso de sangre en todo su cuerpo. Su fe en las habilidades de Él para sanar a cada hombre, era tal, que solo de escuchar de otros, los maravillosos testimonios de restauración que mediante el poder del Señor, Jesús había logrado, ya sentía que con tan solo tocarlo, se libraría finalmente de aquella tormentosa condición.
Cuando logró acercarse a Jesús en medio de aquella población agitada por la sorpresa de su visita, fue inmediatamente sanada. Si, sanada al instante. Luego de años de exámenes, pruebas y tratamientos que la llevaron incluso a gastar todo su patrimonio, pudo obtener la sanación con solo tocar el manto de Jesús.
Su historia de fe y sanidad es maravillosa y profundamente poderosa: Creyó con todo su corazón en los testimonios sobre Jesús y su capacidad para sanar, y por medio de dicha fe, sólida, fortalecida, consiguió lo que durante años pareció un imposible.
Y es que a través de Dios, los imposibles se hacen cotidianos. Los milagros son alcanzados y la restauración y sanación inmediatas de nuestro cuerpo físico, de nuestro espíritu y de nuestra alma, llegan sin contratiempos.
Camina hoy, siendo consciente de que Dios en los momentos más sorprendentes y críticos de tu vida, podrá traer la sanación que buscas, la plenitud que deseas: “Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza”. (Jeremías 17:14)
Ora
Señor, Cúbreme con Tu poder, que es el único que puede sanar mi alma y restaurar mi espíritu. Mi fe se fortalece sabiendo que nunca me abandonas y que contigo lo imposible es alcanzado. Amén
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Pasaje:
Marcos 5:24-29
Tema del Capítulo – Marcos 5:
Este capítulo puede ser dividido en dos secciones: En la primer parte, Jesús libera a un endemoniado de los demonios que lo poseían. En la segunda, Jesús sana a una mujer con hemorragia y resucita a una niña muerta. Todos nosotros nos encontramos bajo la maldición del pecado. Es por eso que sufrimos enfermedades, desastres naturales y por último la muerte. Jesús vino al mundo para salvar a aquellos que crean en Él. Por lo tanto, una parte importante del ministerio de Cristo, fue demostrar que tenía el poder para salvarnos de esa maldición. Estos milagros que Jesús hizo prueban que Él tiene poder y autoridad sobre el mundo espiritual (liberando a los endemoniados), el mundo físico (sanando las enfermedades) e incluso puede revertir la consecuencia definitiva del pecado, puede resucitar a los muertos.
Comentario Bíblico:
Marcos 5:24-29
En el camino Jesús hizo otra sanidad. Debemos hacer el bien no sólo cuando estamos en casa, sino cuando vamos por el camino, Deuteronomio vi, 7. Común es que la gente no recurra a Cristo, sino cuando ya han probado en vano todas las demás ayudas y hallaron, como ciertamente suele ocurrir, que eran médicos sin valor. Algunos corren en dirección a las diversiones y las compañías alegres; otros se zambullen en los negocios y hasta la embriaguez; otros se dedican a establecer su propia justicia o se atormentan con vanas supersticiones. Muchos perecen en tales caminos, pero nadie encontrará jamás reposo para el alma con tales métodos; mientras aquellos a quienes Cristo cura de la enfermedad del pecado, hallan en sí mismos un cambio total para mejor. Como los actos secretos de pecado, así los actos secretos de fe son conocidos por el Señor Jesús. La mujer dijo toda la verdad. Es la voluntad de Cristo que su pueblo sea consolado y Él tiene el poder para mandar consuelo a los espíritus turbados. Mientras más claramente dependamos de Él, y esperemos grandes cosas de Él, más encontraremos en nosotros mismos que Él ha llegado a ser nuestra salvación. Quienes por fe son sanados de sus enfermedades espirituales tienen razón para ir en paz.
Referencias Cruzadas:
Hechos 5:15 – tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.
Mateo 14:36 – y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.
Tema Principal:
Sanidad y el Poder de Dios