Escucha:
“Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra” (Salmos 97:10)
Piensa:
Dios es nuestro protector y defensor y nos promete liberarnos de la mano de toda maldad. No importa cuan grande sea la oposición que enfrentes, ni la situación adversa en la que te encuentres, El poder del Señor, se sobrepondrá a cada una de ellas al final, porque su vocación es de cuidado y resguardo de todos aquellos que con fe le siguen.
A cualquier problema con el que te encuentres hoy, hazle saber que Dios, ese con El que cuentas y en El que confías, es más grande.
Ora:
Señor, que Tu mano protectora me defienda y libre de todo mal y me conduzca a la calma y la paz, que sólo Tu amor me brinda. Amén.