Escucha:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. (Genesis 1:1-2)
Piensa:
Recuerdas que de niños, nos daban un recipiente con plastilina para jugar y mantenernos entretenidos. Poníamos a funcionar nuestras manos y salían de allí figuras, en muchos casos muy poco parecidas a lo que intentábamos hacer. En ese momento, a pesar de ser niños nos convertíamos en creadores y sin saberlo a partir de ese simple ejercicio empezábamos a desarrollar nuestro espíritu creativo (en este caso utilizando la plastilina).
Al crecer hemos dejado un poco de lado la plastilina y hemos encontrado actividades en las que nos desarrollamos de manera sobresaliente o en la que sentimos que podemos plasmar nuestras y ideas y mostrar nuestra creatividad. Justo asi como aquellas personas que en la playa crean a partir de la arena grandes castillos, torres y todo tipo de figuras que demuestran el don han recibido.
Cuando Dios creó los cielos y la tierra nada tenía forma. El Señor fue esencialmente el espíritu creativo original y en nosotros dejo la mayor manifestación de su imagen haciendonos a su semejanza. Somos el lienzo donde el plasmó lo que cada uno debía ser y nos dotó individualmente de un espíritu creativo. Para algunos ese espíritu es utilizado para elaborar hermosas vasijas de un puñado de arcilla, para otros se evidencia en su gran capacidad para resolver problemas o también en aquellos que juntando palabras dan vida a hermosas poesías. Descubre hoy el don que en Cristo has recibido para mostrar tu espíritu creativo y empieza desde ahora a buscar formas de expresarlo para rendirle gloria al Señor.
Ora:
Señor, revela ante mí el don por el que pueda expresar mi creatividad, para a través de él ver tu grandeza. Continúa moldeándome a tu imagen y semejanza porque sé que es el único camino que me llevará a recibirte plenamente.