Escucha:
“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:5-7)
Piensa:
Tengo un amigo muy metódico, que por su alto conocimiento de las computadoras, me ayuda siempre que la mía presenta una avería. Lee con mucha calma las instrucciones de cada modelo y con esa misma calma las repara casi perfectamente.
Sus palabras son siempre: “Todo en esta vida tiene una forma de realizarse, es solo cuestión de seguir las instrucciones y todo saldrá bien”. Sin embargo creo que mi amigo considera la vida algo lineal y no dinámico como realmente es. ¿No se han presentado situaciones en tu vida que te dejan fuera de base, sin saber qué respuesta emitir? ¿Qué sucede cuando esas situaciones te hacen perder el rumbo?
La verdad de mi amigo aplica para muchas cosas, pero lamentablemente, también hay otras muchas cosas en la vida que no son así. Sería genial contar con un manual de instrucciones para salir airosos de cada obstáculo, pero en la realidad, enfrentamos situaciones sin tener una idea clara de lo que implicará ni de lo que obtendremos y con facilidad, quedamos abrumados ante esos momentos difíciles.
Sin embargo, El apóstol Pedro en las escrituras de hoy, apunta que no hay razón para enfrentar esas cargas apremiantes sin ayuda. Nos invita a humillarnos ante el poder de Dios, para, apoyados en nuestra fe por Él, descansar en sus manos nuestras cargas y dar cuenta de ese sentido de cuidado que El Señor continuamente nos ofrece.
Es cierto, la vida es cambiante, dinámica y no llegamos a ella con un manual de instrucciones sobre cómo hacer lo correcto. Sin embargo el Señor nos provee con la guía de su palabra, el camino para seguirlo, y nos regala con la dicha de su presencia, la serenidad y la paz para afrontar cada una de nuestras luchas.
Ora:
Señor, dejo en Tus manos los obstáculos que hoy me impiden avanzar. Confío en Tu poder que todo lo logra, para liberar mi corazón de los problemas que me agobian y alcanzar esa paz que calma mi espíritu y que solo brinda Tu presencia. Amén