Escucha:
“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” (Juan 4:34)
Piensa:
En la palabra de hoy, al igual que en otras ocasiones, Jesús recordó a sus discípulos, que siempre iba a prevalecer la abundancia espiritual sobre la material. Su alimento era hacer la voluntad de Dios y terminar su obra , aquella que el Señor, le había encomendado. Esto no significa que Jesús se privara de comer alimentos, sino que la gran meta y objetivo de Su vida no era suplir las necesidades del cuerpo, sino hacer la voluntad de Dios.
Nuestro Maestro dejó valiosos ejemplos de como priorizar la voluntad de Dios antes que la nuestra: Primero acercándonos a Él con diligencia, obedeciendo diariamente las instrucciones que Su palabra, aquella que vivifica, nos brinda. Segundo armados de nuestra fe, conscientes de que sus caminos serán siempre los más altos para nosotros. Y tercero con la constancia y perseverancia, que ante alguna caída nos recuerde que en cualquier circunstancia El Señor ordenará nuestros pasos (Salmos 37:23)
Ora:
Señor, crea en mí cada día, hambre y sed por el alimento eterno de Tu palabra. Ella es mi guía para hacer Tu voluntad y caminar de Tu mano hacia los planes de bien que me guardas. En el nombre de Jesús, Amén.