Escucha:
“Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios” (2 Corintios 4:13-15)
Piensa:
Generalmente soy una persona introvertida. En ese sentido tardo un poco para expresar mi opinión, cuando se trata de cuestiones por decirlo de alguna forma “simples”; por ejemplo: que hay para comer o a donde podemos salir. Sin embargo, cuando algo es realmente importante para mí, no retrocedo. Expreso mi opinión y digo lo que pienso, respetando el punto de vista de otros, pero seguro de mi propio punto de vista.
El apóstol Pablo, motiva en las escrituras de hoy, a la iglesia en Corintios de la misma forma. En el espíritu de su fe, sus palabras deben reflejar lo que realmente creen, sin esconder la verdad de aquellos que la pueden escuchar y sin temer a expresarla con seguridad.
Si crees que Jesús es el hijo resurrecto de Dios, entonces proclámalo con coraje y valor. Recuerda que el poder de la verdad, cuando ha sido dicha desde el corazón, aumenta en nosotros la autoridad de nuestra voz.
Di la verdad en el amor y con el máximo respeto (1 Pedro 3:15) y verás como la gratitud y la paz brotan en tu corazón.
Ora:
Señor, conduce mis palabras para que reflejen lo que guarda mi corazón. Llévame a proclamar con coraje y valor la verdad de salvación que hay dentro de mí. Amén.
